De jefe tradicional a líder
Repensar el rol de empresario requiere de un replanteo de la forma de llevar adelante un negocio o actividad, manteniendo organizaciones eficientes y preparadas para enfrentar un entorno cambiante
El principal problema del empresario de Pyme es que afronta el día a día con cuestiones operativas que le insumen gran parte de la jornada y no le permiten concentrarse en delinear estrategias y elaborar planes de acción.
Un desafío es armar equipos de trabajo confiables. Es difícil sobreponerse al rasgo individualista y pensar que “nadie hace las cosas como las hago yo”. El armado de un buen equipo demostrará que a mayor cantidad de gente involucrada en un objetivo común, se obtendrán mejores resultados.
El trabajo en equipo requiere un liderazgo que guíe su funcionamiento y es importante que los integrantes individualmente tengan su espacio para expresar sus ideas y realizar sus aportes al proyecto general. Este es el cambio del paradigma del “jefe tradicional” al “líder actual” y de esta manera se mantendrá un equipo comprometido y motivado.
Se tiende a hablar de “colaboradores” en lugar de “empleados”, significando este cambio en la terminología un reconocimiento a su contribución en el logro de las metas.
Es importante establecer objetivos a corto, mediano y largo plazo y la estrategia para alcanzarlos, para transmitir esa información en forma precisa a los colaboradores. Se debe tener cuidado en comunicar cualquier variación que pudiera suscitarse en dichos objetivos. Para mantener un equipo motivado es importante participarlo de los avances y logros que se van alcanzando, tanto en forma individual como del grupo en su acción conjunta. Esto permite alejarnos de los antiguos procesos de control “por tareas” para pasar al control “por objetivos”, lo que genera el emponderamiento de los colaboradores y consecuentemente mejores resultados.
De estos conceptos se desprende claramente la importancia de una buena y fluida comunicación, herramienta fundamental para el crecimiento de la organización.
Nuestros clientes nos refieren que las tareas del día a día los desbordan y no les permiten gestionar adecuadamente. Debemos trabajar sobre una delegación efectiva. Delegar es clave para crecer. Para ello resulta indispensable contar con un equipo de gente capacitada para cumplir sus funciones. Delegar no significa desligarse o desentenderse, simplemente consiste en administrar en forma más efectiva su tiempo, pudiendo destinarlo a funciones estratégicas y confiando las tareas operativas a los colaboradores adecuados. Para que la delegación resulte exitosa es fundamental contar con procesos claros y con las herramientas de monitoreo necesarias a través de tableros de control que reflejen parámetros representativos, medibles y accionables y, a su vez, que permitan el control por objetivos, y no por tareas.
La innovación debe estar en la agenda de todo gerente. Como dice Mark Zuckerberg “La única estrategia que te asegura el fracaso es no innovar”. Generalmente las Pymes no disponen de presupuesto para invertir en este tipo de rubros y deben alimentarse de sus propios recursos. La innovación consiste en ideas que se intercambian y comparten. La innovación se ha convertido en una necesidad para lograr la transformación y crecimiento de las empresas y su permanencia y competitividad.
Recomendamos organizar momentos de reunión, en los cuales realizar una lluvia de ideas. Es importante que estos espacios sean “agendados” periódicamente, tengan un tiempo delimitado, y que a partir de estos encuentros se saquen conclusiones que deriven en acciones concretas.
El rol del empresario requiere de un constante replanteo de la forma de llevar adelante un negocio, manteniendo organizaciones para enfrentar un entorno cambiante.