Creativity does not get along with the procedures. The designers can create the most beautiful objects but when exporting them they have all to lose: they must go out to look for customers, spend contributions, negotiate prices, fill a thousand forms.

Sandra Felsenstein (27), se dio cuenta de este detalle, detectó un nicho y no lo desaprovechó. Creó Dinka, un emprendimiento que ayuda a los diseñadores a vender sus productos en el exterior y al que el Financial Times le dedicó una larga nota.

Los primeros diseñadores, a los que llama socios, los reclutó “caminando mucho. Hay que ir a las ferias”.

Felsenstein también se encarga de la otra punta : los compradores. Para eso va a rondas de negocios, visita embajadas, se reúne con agregados comerciales. América Latina es el primer eslabón del proyecto. Ya exportaron a Perú, Ecuador y Chile. Ahora “estamos empezando a vender a España y E.E.U.U.”